martes, 26 de enero de 2016

Soñando, soñando, triunfé... ¿traduciendo?

Un tema muy recurrente a la hora de criticar la adaptación internacional de una película es, además del más que escuchado "yo prefiero verlas en Versión Original, porque el doblaje quita esencia a la película", la traducción de los títulos. La Historia del cine tiene entre sus páginas desde las traducciones más brillantes hasta las traducciones en las que bien querrías enseñar al traductor a hacer su trabajo - y que incluso han llevado a un director de la talla de Woody Allen a incluir una cláusula especial en sus contratos con la United Artist para controlar estos cambios de nombre una vez traspasada la frontera. Pues bien, en este último caso, habrá que pensárselo dos veces porque... ¿Quién está realmente detrás de la traducción de los títulos de películas? ¿Cómo se convirtió Eternal Sunshine of a Spotless Mind (algo así como "el brillo eterno de una mente inmaculada") en Olvídate de mí?



Sin duda, resulta muy fácil culpar al traductor de adaptaciones sinsentido como la de la peculiar película protagonizada por Jim Carrey y Kate Winslet. Sin embargo, en la gran mayoría de los casos el traductor no es más que un mero mensajero de quien realmente maneja los títulos que es el Departamento de Marketing. Al fin y al cabo, el título de una película es una parte indispensable de su difusión y venta. Por lo tanto, la traducción de los títulos de las películas tiene que lidiar no sólo con los problemas propios de la traducción, como los juegos de palabras (como pasó en el caso de la película Knight and Day, protagonizada por Cameron Diaz y Tom Cruise, que en España se llamó llanamente Noche y Día) sino que el título español tiene que cumplir su función de ventana al público y ahí es donde entra el Departamento de Marketing.

Por ejemplo, un título muy comentado a este respecto es Soñando, soñando... triunfé patinando. La traducción del título de esta película (Ice Princess) sorprendió a todos - e incluso en este caso, el título sudamericano (Princesa de Hielo) acabó resultado el adecuado, a pesar de los antecedentes (Pulp Fiction fue traducida allí por Tiempos Violentos). En efecto, este no es más que uno de los muchos ejemplos donde el marketing ha llevado a cosas sin sentido. En este caso, según el director de marketing de BuenaVista Internacional, no fue más que un intento de evitar la repetición de las princesas que podía cansar al público, tras el éxito reciente de Princesa por Sorpresa, de la misma factoría. ¿Por qué, a pesar de ello, este acabó siendo el título de todos los posibles? No lo sé.



Un caso algo más curioso fue el de La Salchicha Peleona, protagonizada por Chris Farley en 1997, y cuyo título original era Beverly Hills Ninja. Al ser la película exportada a Europa, llegó a Alemania donde las salchichas son uno de los elementos más típicos de la gastronomía. Así, una vez llegada a Alemania, el título de la película fue traducida por Die Kampfwurst ("La Salchicha Peleona"). La idea gustó tanto a la distribuidora europea que no pareció entender que se trataba de una traducción muy localizada por la importancia de las salchichas en su cultura y, aún así, impuso su extensión por todo el continente. Es por ello que la película pasó a llamarse en España La Salchicha Peleona, cuando ni es una traducción del título ni sentimos aquí ningún amor por las salchichas ni, por si había alguna duda, la película no va de salchichas.


Si bien estos ejemplos pueden hacernos perder la fe en la traducción, es importante saber también aquellos títulos que, para suerte y alivio de todos, fueron planteados un par de veces hasta descubrir que no era lo más atractivo para el mercado. Así, es gracias a esto que El Discurso del Rey, peliculón protagonizado por Colin Firth, no pasó a denominarse El Rey Tartamudo que los responsables de marketing consideraron poco atractivo en el mercado - y por ello se optó por la traducción literal en su lugar.


Estos son sólo alguno de los ejemplos que demuestran que el momento de traducir el título es uno de los momentos más complicados a la hora de traducir y localizar (localizar, en el sentido de adaptar culturalmente a otro país) una película, puesto que entran en juego no sólo la traducción y las idiosincrasias de cada idioma, sino también la parte más industrial del cine, viéndose entonces involucrados departamentos como marketing, ventas, distribución e incluso la productora original - en el mejor de los casos, incluso interviene el director de la película.

Fuente: http://www.cinemania.es/noticias/quien-traduce-los-titulos-de-las-peliculas/




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