jueves, 31 de marzo de 2016

101.

Si algo nos gusta de los comentarios post-película son las teorías conspiratorias de los fans - que ya hemos mencionado en otras ocasiones.

Hoy le toca el turno a Matrix, la archiconocida película de ciencia ficción dirigida en 1999 por los hermanos Wachowski. Si bien la película en sí y su conexión directa con teorías filosóficas conduce inevitablemente a un debate sobre la vida, la muerte, la caverna y otros símiles que podrían llenar páginas y páginas, un detalle en particular llamó hace diecisiete años la curiosidad de sus fans, que no dudaron en elugubrar todo tipo de teorías alrededor. Este elemento no es otro que el número del apartamento de Thomas A. Anderson (Keanu Reeves), que ha llegado a hacerse casi tan conocido como la habitación 237 de El Resplandor: el apartamento 101.


El número 101 podría, y probablemente así sea, responder a los códigos binarios (únicamente compuestos de 0 y 1) que aparecen a lo largo de toda la película como uno de sus símbolos más emblemáticos. Ello podría explicar que Thomas sólo tuviese una silla y una cama pero muchos accesorios informáticos. Además, el código 101 significa el número 5 en lenguaje binario, a lo que además hay que añadir que en estos casos se cuenta el número 0 por lo que sería realmente el número 6: no es casualidad entonces que Neo sea considerado el sexto elegido.

Sin embargo, esta respuesta es muy fácil y sencilla y bien está cavar un poco más profundo para dar con el posible origen de este número - porque como bien sabemos (o, por lo menos, DEBERÍAMOS ya saber) en el cine, todo, absolutamente TODO, tiene una razón (y si no la tiene, los fans se encargan de buscarla).

Así pues, este número está cargado de simbolismo en referencia, en primer lugar, a la propia película. Neo es considerado como el elegido, es decir, 'The One' como dirían nuestros compañeros anglosajones. Esto explicaría que su alter ego viviese en el número 101, mientras que Trinity utiliza el apartamento 303 como unidad de vigilancia.

Este número puede también estar conectado con la vida real y es que, como bien sabrán aquellos familiarizados con cursos y certificaciones, el número 101 identifica los niveles más básicos de aprendizaje. En el caso de Matrix, Neo descubre algo completamente nuevo, por lo que se encontraría en estos niveles.

Si cavamos un poco más profundo, encontramos el vínculo entre la película y una de las novelas de ciencia ficción más conocidas de todos los tiempos, 1984, de George Orwell. Y es que, en la novela distópica de Orwell, la habitación 101 es una cámara de tortura donde los prisioneros son atormentados con sus peores miedos o pesadillas - algo que no dista mucho del argumento de Matrix y el sufrimiento del pobre Keanu.

El número 101 tiene también un importante significado en el mundo de la masonería por su similitud con el símbolo IOI, considerado como 'el símbolo de la personalidad'. Este símbolo representa el viaje hacia el conocimiento de uno mismo - como le sucede a Neo en la película.

Y tú... ¿Con qué teoría te quedas?




martes, 29 de marzo de 2016

Los rodajes no siempre son fáciles

Una de las partes del cine que más páginas ocupa son los rodajes. Que si líos entre protagonistas, que si localizaciones espectaculares, spoilers... Sin embargo, los rodajes no son siempre un camino de rosas, y es que los hay que han traído de cabeza a directores, actores y equipo técnico - incluso los ha traído con incidentes malditos.

El cuervo (1994)

Esta película de Alex Proyas habría pasado probablemente sin pena ni gloria por la historia del cine de no ser por el desafortunado incidente que acabó con la vida de uno de sus protagonistas. Brandon Lee, hijo del rey del cine de acción Bruce Lee, recibió una bala en el abdomen rodando una escena. Evidentemente, la pistola debía estar cargada con balas especialmente manipuladas para no producir ningún daño pero, sin saberse muy bien aún de quién pudo ser el fallo, las balas manipuladas y las reales acabaron mezcladas. El rodaje estaba tan avanzado que la película pudo terminarse. La escena rodada fue utilizada para la investigación de los hechos y posteriormente quemada por el propio director de la película.



Roman Polanski tuvo la maravillosa idea de filmar su primera película 'americana' protagonizada por Mia Farrow en el Edificio Dakota en Nueva York, conocido por su tenebroso pasado. En las puertas de este edificio fue asesinado John Lennon pero además, mucho antes de este terrible incidente, el edificio llevaba ya años ligado a la magia negra y otros sucesos paranormales. Fue precisamente uno de sus peculiares inquilinos, un sumo sacerdote de la Wicca inglesa, quien inspiró en parte a Polanski para el malvado personaje del film. 

Tal era el ambiente del rodaje que un grupo de aficionados a la magia negra, encabezados por uno de los más terribles asesinos de Estados Unidos, Charles Manson, se movilizaron a las puertas del edificio exigiendo al director el fin del rodaje por considerar que estaba 'profanando' su 'templo'. El rodaje también pasó factura a la protagonista Mia Farrow, a quien estas turbulencias espirituales pillaron en plena separación de Frank Sinatra: el resultado fue un ataque de pánico de la actriz, que el director aprovechó para su personaje.




Francis Ford Coppola sufrió el propio apocalipsis en el rodaje de este clásico, en el que no faltaron desdichas. Lo cierto es que el equipo de producción de Coppola no salió muy bien parado del rodaje: desde problemas con el dueño de los caballos utilizados para el rodaje que vino a reclamarlos para una emergencia con unos mapaches hasta los problemas con el dueño de las aeronaves, que no era otro que el mismísimo dictador de Filipinas Ferdinand Marcos. 

Para cuando el humano no causa problemas, aquí están los tifones para rizar el rizo: hubo que reconstruir el decorado, que había sido asolado por un tifón, lo cual retrasó el rodaje otros dos meses. La dura vida de los actores protagonistas también trajo quebraderos de cabeza al director: Dennis Hopper acudió tan drogado al rodaje que hubo que reducir al mínimo sus escenas, Martin Sheen sufrió un infarto (las malas lenguas dicen que debido a sus altos niveles de alcohol en sangre) y la envergadura inesperada de Marlon Brando hizo que hubiese que cambiar las condiciones de luz para disimularla al máximo. Tal fue el rodaje que existe un documental al respecto: Hearts of Darkness: A Filmmaker’s Apocalypse.


El exorcista (1973)

La película de William Friedkin es conocida como una de las mejores películas de terror de la historia, y, como tal, su rodaje no estuvo exento de maldiciones y otras catastróficas desdichas. En primer lugar, el primerísimo día de rodaje y prácticamente a la misma hora, fallecieron tres personas relacionadas con el rodaje: el abuelo de Linda Blair, el hermano de Max Von Sydow y el hijo de Friedkin, de sólo un día de vida. Pero esto no había hecho más que empezar. El problema con los incendios en el estudio fue tal que se recurrió a un sacerdote para que bendijese el set. 

Estas tres no fueron las únicas muertes extrañas asociadas al rodaje: más adelante, el vigilante de los estudios moría, así como el actor Jack McGowran cuya muerte se asoció a una extraña gripe - sospechoso... Además, durante el rodaje, murió atropellado el hijo del actor Jason Miller - y el propio Jason también moría el mismo día del reestreno de la película, con edición especial del director.  Eso por no contar las varias personas del equipo técnico que dicen las malas lenguas que también murieron durante el rodaje por extrañas causas. Al parecer, el director no tuvo suficiente con estos sucesos y fomentó el realismo extremo de las interpretaciones, convirtiendo el set en una cámara frigorífica, pidiendo a la niña protagonista que abofetease de verdad a su 'madre' o pegando tiros para asustar al equipo. Una joya de rodaje, vamos.


Cleopatra (1963)

Cleopatra es, sin duda alguna, una de las películas más ostentosas de la historia del cine. Y es que el rodaje trajo de cabeza a los productores de la película que vieron como poco a poco el presupuesto de la película se multiplicaba... ¡por 23! En efecto, la película protagonizada por Elizabeth Taylor es conocida, entre otras cosas, por su presupuesto que alcanzó los 45 millones de dólares - ¡que se dice pronto! En primer lugar, fue la propia Taylor quien fue exigiendo más dinero y acabó multiplicando por siete el millón de dólares que, en un principio, iba a embolsarse por su papel. El hecho de que el guión se fuese reescribiendo sobre la marcha, obligando a repetir muchas escenas, no ayudó tampoco al bolsillo de los productores de la película - tampoco el hecho de que algunos con la mano muy larga aprovechasen el rodaje para llevarse algunos de sus objetos, que no eran precisamente baratos, allá por los Estudios Pinewood. 

Elizabeth Taylor acabó ganándose a pulso el dinero recibido y es que el rodaje afectó muy seriamente a su salud. En primer lugar, sufrió una neumonía e infección pulmonar que la llevó a entrar en coma por lo que le fue practicada una traqueotomía - además, la vía intravenosa se le infectó. La cosa no acabó aquí y es que cuando volvió al rodaje, sufrió una intoxicación alimentaria, quizá porque ordenó que su comida fuese traída en avión desde EE. UU. La neumonía de Taylor hizo que el rodaje parase seis meses y los Marco Antonio y Julio César iniciales se despidieron del filme.