lunes, 15 de julio de 2013

Historia de unos chirridos.

Supongo que no os descubro nada nuevo con esta escena, una de las más emblemáticas de la historia del cine.



Bien, ahora quitadle el sonido. Se hace raro, ¿verdad?
Pues así es como quería el genio Hitchcock que viésemos los minutos más famosos de su carrera.
La famosa escena de la ducha de Psicosis (1960) se rodó entre el 17 y el 23 de Diciembre de 1959 y cuenta con casi ochenta ángulos de cámara. En tan sólo tres minutos, se suceden más de cincuenta planos. Hitchcock consideró que esta riqueza visual, así como los gritos de Janet Leigh, serían suficientes para la escena y prefería prescindir de la música tanto en esta como en todas las escenas del motel. Sin embargo, Hitchcock se fue de vacaciones y, a su vuelta, su músico, el mítico Bernard Herrman, le tenía preparada una sorpresita: la escena ya estaba hecha y Herrman se había tomado la libertad de introducir su obra "El asesinato", compuesta de chirridos de violines, violas y violonchelos - después de haber barajado el tomar una música de jazz para acompañar el baño de Leigh. Herrman suplicó pues a Alfred que le diese una oportunidad a esta música. Fue el toque final de la mujer del cineasta, Alma Hitchcock, lo que le empujó a escuchar el resultado y cerciorarse que la música efectivamente intensificaba la escena. ¡Incluso duplicó el sueldo a Hermann!
Gracias Herrman, gracias Alma. Hoy parece imposible imaginar esta escena sin su intrigante música.

P.D: Por cierto, destacar el hecho que la ciencia avala la decisión de Herrman y es que, según han demostrado unos investigadores, las melodías distorsionadas y chirriantes (como nuestra banda sonora o el rock) nos atraen porque se parecen a las llamadas de peligro de los animales. Confabulaciones aparte, esta música es sin duda una pieza clave de la escena, de la película, de la carrera de Hitchcock y de la historia universal del cine.

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