La Real Academia de la Lengua Española define improvisar como "hacer algo de pronto, sin estudio ni preparación". La improvisación afecta a todos los campos de la vida, desde artes, como el teatro, a nosotros mismos en un examen - todos hemos tenido que improvisar en algún momento de nuestras vidas, con mayor o menor éxito.
Si bien detrás de cada película hay excelentes equipos de guionistas que se encargan de desarrollar la trama y transformar las ideas en diálogos y acciones, el Séptimo Arte tampoco se libra de la improvisación y no son pocas las escenas que han surgido de la improvisación de sus protagonistas - muchas de ellas forman hoy parte de la Historia del cine. La comedia suele ser el género que más se presta a este tipo de improvisación puesto que suele ir directamente relacionada con la frescura, a la cual improvisar ayuda mucho. Sin embargo, la historia ha demostrado que la improvisación no entiende realmente de géneros y alcanza también otros géneros que, a simple vista, pueden parecer mucho más metódicos, como el thriller o el drama.
La improvisación en el cine puede adoptar muchas formas: desde la más común, que es la improvisación por parte de los guionistas, capaces de cambiar repentinamente el guión para adaptarlo a nuevas necesidades o circunstancias, a la improvisación por parte de los actores, que hacen en muchas ocasiones relucir a los grandes intérpretes, y que pueden ser tanto voluntarias como involuntarias. Aquí presentamos pues algunas de las escenas más importantes del fenómeno de la improvisación.
El silencio de los corderos (Jonathan Demme, 1991)
Esta escena es de las más sorprendentes de la lista y más conociendo su origen. Si algo llama la atención en la frase de Hannibal Lecter, interpretado por Anthony Hopkins, no es sólo la precisión en cuanto a sus gustos sino el sonido final que Hopkins hace al terminar la frase y del que el espectador se queda prendado. Pues bien, este sonido concreto no fue ideado por los guionistas sino que fue el director de la cinta quien, al escuchar a Hopkins molestar a su compañera de reparto Jodie Foster con el sonidito, decidió que debía estar en la película. La verdad es que es una excelente idea para un personaje como el de Hannibal Lecter, que da cuanto menos mal rollito.
El caballero oscuro (Christopher Nolan, 2008)
No es ninguna novedad que el papel del Heath Ledger en esta película de Batman como el Joker es una de las mejores interpretaciones de la Historia del cine. Su magia crece aún más con este último dato: no toda la interpretación estaba en el guión y es el propio Heath el que está detrás de uno de los momentos más característicos de su Joker. Una vez es arrestado por la policía, Jim Gordon es ascendido al rango superior del Cuerpo, por lo que todos sus compañeros le aplauden para felicitarle. Es entonces cuando Heath Ledger se unió a ese aplauso con el sello de identidad del Joker: aplaude con burla, sin ningún tipo de gesto en su cara, provocando en el espectador una sensación algo incómoda. Esto no estaba previsto en guión ni por Nolan pero este momento tan escalofriante fue finalmente incluido en la escena y es hoy uno de los momentos más emblemáticos del Joker de Heath Ledger.
Tiburón (Steven Spielberg, 1975)
La improvisación no se limita a gestos, como en los dos ejemplos anteriores, sino que en muchas ocasiones los actores improvisan frases o diálogos que muchas veces terminan convirtiéndose en grandes citas de las película. Tal es el caso del archiconocido film de Spielberg y una de las frases que primero se nos vienen a la mente al pensar en el mismo. Martin Brody (Roy Scheider) encuentra el famoso tiburón que da título a la película y debía entonces, de acuerdo con el guión, mostrar sorpresa - lo que cabría esperar de un momento como ese. Sin embargo, en lugar de limitarse a eso, el actor pronunció la frase "You're gonna need a bigger boat" (Vas a necesitar un barco más grande). Y esa frase se convirtió en una de las más famosas de la película de Spielberg.
Aliens: el regreso (James Cameron, 1986)
Algo parecido a lo sucedido en Tiburón es el origen de una de las frases de otro gran título de la Historia del cine, como es Aliens: El regreso. En este caso, William Hudson, interpretado por Bill Paxton, debía entrar en pánico cuando la nave de los marines se estrellase contra el suelo, de acuerdo con el guión. Sin embargo, tal y como hizo Scheider en Tiburón, el actor decidió añadirle una frase que ha pasado a la historia y con la que hizo su particular homenaje al mundo de los videojuegos en plena década de los ochenta: "Game over, man".
Dos tontos muy tontos (Peter y Robert Farrelly, 1994)
El último ejemplo de nuestra lista va a ser, esta vez sí, una comedia que, como ya hemos dicho, es posiblemente el género que mejor se presta a la interpretación. Este caso es además distinto del resto por la forma de la improvisación. Estamos hablando de la escena en que Lloyd (Jim Carrey) y Harry (Jeff Daniels) acompañan a Mental en el coche en un viaje muy peculiar para éste. Pues bien, Carrey y Daniels decidieron planear la escena al completo, sin seguir el guión, sin avisar a Mike Starr (Mental) para que su sorpresa al descubrir la curiosa personalidad de la pareja protagonista fuese real. Así pues, en este caso, Jim Carrey y Jeff Daniels optaron ya no por improvisar ellos mismos sino por dotar a la escena de una espontaneidad palpable, como en toda comedia que se precie, aunque por ello su compañero de rodaje pasase seguramente un rato cuanto menos extraño.
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