Como ya ha intentado demostrar este blog (y seguirá intentando) el cine es algo más que un par de horas en las que echarse unas risas o llorar como una magdalena. Detrás de una película hay una persona encargada del más mínimo detalle, a simple vista imperceptible.
Un ejemplo de esto rodea la película El show de Truman, que, seguramente, muchos conozcáis. La película cuenta la historia de Truman, interpretado por Jim Carrey, un hombre que vive su vida, sin saberlo, dentro de un reality show en que todo lo que le rodea es falso, tanto lugares como personas. El reality tiene un enorme éxito y lleva siguiendo a Truman desde que nació hace treinta años con un canal dedicado 24 horas al afable vendedor de seguros.
Merodear entre las curiosidades de esta cinta, emblema del cine de los últimos años, lleva a la historia detrás de cada uno de sus nombres que no hace más que demostrar una vez más la magia del cine.
En primer lugar, el protagonista de la historia es Truman, que en inglés significa "hombre verdadero" (true man). Esto tiene que ver mucho con el propio personaje ya que, técnicamente, es lo único real de todo el mundo paralelo: él es el único que no sabe que su vida no es más que una pantomima y que nada de lo que le rodea es verdadero.
El mundo de Truman se desarrolla en Seahaven, "refugio en el mar" en la lengua de Shakespeare. No quiero desvelaros el final de la historia pero digamos que esto tiene bastante que ver con la historia, ya que el miedo al mar de Truman es lo que le impide salir de su ciudad y, por lo tanto, descubrir la realidad.
Además, el lema de Seahaven es el lema de la película en sí misma: Omnis pro uno (Todos para uno) Teniendo en cuenta que en la película miles de personas se han movilizado para construir un mundo paralelo entorno a un único personaje, Truman, este lema adquiere especial significado.
Detrás de todo este reality show, se encuentra Christof, productor del programa, que no es más que una abreviación de Christofer (El que lleva al mesías). En efecto, Christof es el encargado de manipular y dirigir la vida de Truman, considerado un héroe, en el sentido más literal.
Como veis, el cine llega muchas veces más lejos de lo que todos imaginamos y se vuelve un arte de escritura, imagen y sonido digno de admirar. Gracias Peter Weir, director de la película, y a su guionista, Andrew Niccol, por hacernos una vez más creer en el séptimo arte.
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